top of page

“Prácticas restaurativas en el hogar”

  • Foto del escritor: Psic. Alejandra Morales A
    Psic. Alejandra Morales A
  • 19 feb 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 25 feb 2020


¿Se han preguntado cómo pueden mejorar la convivencia familiar, resolver los desacuerdos entre hermanos, padres, tíos, etcétera y hacer a sus hijos ciudadanos conscientes, reflexivos y responsables de sus actos? quizás la respuesta se encuentre en las “Prácticas restaurativas”, llevadas de la escuela al hogar.


Actualmente las escuelas que responden mejor a los retos del siglo XXI, están innovando no solo en cuestiones cognitivas y curriculares, sino que sus perspectivas y por tanto formas de abordar las interrelaciones escolares, también está evolucionando a una idea de abordar la convivencia en positivo, lo cual implica principalmente dos cuestiones: uno, que el conflicto es inherente al ser humano y dos, es una oportunidad valiosa para que los alumnos aprendan a ser conscientes, reflexivos y responsables de sus actos. Esta filosofía representa un reto, pues aun en el general, las personas tendemos a tener una mirada muy orientada en lo negativo y nuestro lenguaje lo evidencía cuando nos enfocamos en palabras como “acoso”, “bullying”, en etiquetar a los involucrados como “víctima” y “agresor”, en exigir “castigos”, “reprimendas”, “sanciones ejemplares”, lo cual no nos permite construir, fortalecer y mejorar el tejido social por lo tanto la convivencia simplemente, no sana.


La perspectiva restaurativa, no pretende minimizar la problemática del acoso escolar, al contrario, busca abordarlo desde la raíz y la mejor manera de hacerlo es una orientación preventiva.

En AMA Consultoría, se ha adoptado esta mirada con la que se atienden los conflictos escolares y en casa también puede ser una manera de mejorar la convivencia y abordar los desacuerdos familiares transitando de los castigos a la corresponsabilidad para solucionar.


Pensemos lo que implica un conflicto (sea escolar, familiar, laboral, etc.) para que este se de, se necesita más de una persona, pues lo que está en juego en el conflicto, son intereses encontrados, es decir que para que un conflicto se de, hay cuando menos dos personas involucradas, entonces ¿por qué sería un tercero quien lo “resuelva”? en las prácticas restaurativas, lo que cambia es que se le da el protagonismo a los que son parte de ese desacuerdo, para que cada uno asuma su parte de responsabilidad dándoles la posibilidad participar activamente en la solución, en pocas palabras: “Trabajamos juntos para que las relaciones sean mejores” o “si soy parte del conflicto, soy parte de la solución”.


Son dos caras distintas para abordar la convivencia (en escuela o casa), en una, se generan etiquetas: (“el hijo desobediente”, “el burro”, “el travieso”, “la víctima”, “el pobrecito”) y por lo tanto limita a quien las recibe, sus posibilidades de desarrollo y crecimiento en todos los sentidos, en esta propuesta restaurativa no hay “señalados” sino corresponsables del conflicto, por tanto corresponsables de la solución, de lo que se trata es sanar interacciones, estar bien con uno mismo y con los demás, conlleva que a veces los otros se equivocan pero también que yo me puedo equivocar y que haremos lo propio para restaurar la convivencia y aportar a la cultura de la tolerancia y la paz.


En las escuelas que practican esta filosofía, cuando existe un conflicto entre alumnos, podremos ver que se solucionan a través de los mecanismos alternos de resolución de controversias, como las asambleas, la mediación, el diálogo, el círculo mágico, la mesa de la paz, Etc. en casa podemos empezar a hacer cosas similares, como reunirnos todos en la sala a modo de círculo y viéndonos a los ojos, hablar sobre las cosas que no aportan a la convivencia familiar, con esta aparentemente simple dinámica, estimulamos que nuestros niños (y adultos) aprendan a esperar su turno para hablar, escuchar a los otros, tratar de entender la perspectiva de los demás, aceptar su parte de error en el desacuerdo y sobre todo a hacer compromisos individuales que impacten comunitariamente (en este caso a toda la familia), tener este foro, donde se le da voz a todos, lleva a que la reincidencia de las faltas cometidas sean mucho menores, pues no hay compromiso más poderoso que el que sale de uno mismo. Esta dinámica incluso puede tener mejor efecto, cuando se hace de manera frecuente y no solo para abordar problemas, por lo que la invitación es asignar un tiempo de la agenda familiar a estas reuniones, poco a poco notarán los efectos positivos en todos los miembros.


Países de primer mundo en Europa, son un ejemplo de uso de este tipo de impartición de justicia alternativa, desde las escuelas hasta los servicios sociales y policiales, son partidarios de estas prácticas restaurativas, en Barcelona por mencionar un ejemplo, han llevado dicha filosofía de resolución de conflictos al ámbito médico para solventar por medio del diálogo diferencias entre estos y sus pacientes, en Irlanda del Norte los antagonismos, las desavenencias o pugnas, no llegan a un juez (figura de la justicia tradicional) sin haber pasado primero por la justicia restaurativa, que busca que las personas encuentren una solución entre ellas. El índice de calidad de vida que incluye la baja criminalidad de algunos de estos países habla por sí solo del resultado de este pensamiento, filosofía de vida y cultura de la resolución de conflictos de maneras pacíficas, las prácticas restaurativas tienen efectos poderosos a largo plazo para la construcción de un mundo mejor, empecemos en nuestros hogares.


Manténganse al pendiente de todos los artículos informativos, las conferencias, talleres y demás actividades que tenemos programadas en AMA Consultoría de Desarrollo Humano.


Si tienes más dudas o sugerencias escríbeme a amadesarrollohumano@gmail.com

Psic. Alejandra Morales Arroyo


ree




 
 
 

Comentarios


Post: Blog2_Post

Subscribe Form

Thanks for submitting!

4776487554

©2020 por AMA Desarrollo Humano Consultoría. Creada con Wix.com

bottom of page